BIOGRAFÍA

Alba nació en el año 88 en una aldea de Galicia y, desde entonces, ha estado en tránsito constante, es una trotamundos enamorada de la vida, la complejidad de los seres vivos, la naturaleza, la mente humana, el mar y los atardeceres.
Su padre siempre le decía entre sonrisas que era una utópica y, aunque ella no alcanzaba a comprender muy bien qué significaba esta palabra, siempre le tuvo cierto cariño, convirtiéndose en su favorita cuando, por fin, la comprendió.
Su madre dice que desde muy pequeña se preguntaba de dónde venían la tristeza, el enfado o el amor y, de más mayor, estudiando historia, indagaba en cuáles serían los desencadenantes de la locura de Juana La Loca.
Durante los últimos 8 años, cuando le preguntaban a qué se dedicaba, ella contestaba que a hackear el sistema educativo desde dentro.
Alba adora el arte en cualquiera de sus formas y le encanta escribir desde que le enseñaron a hacerlo y experimentar con la fotografía y el dibujo digital.
En el último giro de guion de su vida, decidió hacer caso a su voz interior dando a la educación emocional la importancia que se merece, pues cree apasionadamente que, para tener una vida plena, hay que reivindicar la libertad del ser. Y, para ello, debemos hacer un trabajo emocional desde dentro muy profundo, empezando por uno mismo.
Un ejemplo de ello, fue el proyecto que diseñó para su alumnado de 6º, que nació de su propio cambio y crecimiento personal y las actividades planteadas en clase vinieron de una reflexión muy profunda compartida con su alumnado.
Fue planteado de dentro hacia fuera, de lo interno a lo externo. Estuvo íntimamente ligado con las competencias clave a desarrollar en el currículo, así como con el desarrollo de las inteligencias múltiples, especialmente la interpersonal, intrapersonal y lingüística.
«El valor de ser uno mismo» es un paso de la teoría a la práctica, es comprender que detrás de cada vida hay una historia que merece ser escrita, contada, leída y escuchada y dotarla del valor que se merece. Formamos parte de un todo y, cuando un individuo mueve un engranaje, se mueve la
cadena completa.
En otra ocasión, fue la coordinadora de una “Escuela de Magia”, acompañada por un equipo de profes entusiastas que también quería construir una escuela a la que realmente los niños quieran ir y en la que aprender fuera un placer. Conseguimos que el alumnado se implicara de lleno desde el primer momento. Eventos como completar su pasaporte que les condujo a la deseada “noche mágica” tuvieron un impacto en su acercamiento a la lectura; el sentimiento de tribu se trabajó a partir
del diseño de sus propios escudos, trajes y varitas de mago, nombres de sus casas de magia, lema y el diseño de su propia moneda; los “¿por qué, profe?” aumentaron, ofreciendo alternativas para que ellos mismos encontrasen las respuestas a sus preguntas y la curiosidad se hizo un hueco en la escuela en forma de cajas cerradas, retos y actividades inesperadas que resolver.
Al llevar a cabo este proyecto a la práctica, lo que Alba comprendió es que la inteligencia emocional se enseña emocionando, empezando por uno mismo y que su talento es conectar con los demás, especialmente con la infancia y la adolescencia, a través de la emoción, porque no tendremos mucho, pero de lo que tenemos, tenemos mucho.
Entonces, decidió coger sus miedos e inseguridades de la mano, y salir a buscar a su tribu e impactar en la educación. Porque está segura de que es la educación emocional la que cambiará el mundo.